domingo, 25 de noviembre de 2012

Zozohua, por Graciela Salazar Reyna

Zozohua, por Graciela Salazar Reyna


Wirikuta está en peligro. Pese a formar parte de la red mundial de sitios sagrados que reconoce la UNESCO, desde 1988; de ser, por decreto del gobierno potosino, patrimonio histórico cultural y zona de conservación ecológica del grupo étnico wixárica, desde 1991. El mismo gobierno decretó a Wirikuta, área de reserva natural protegida y lugar sagrado wixárika, en 1999; asimismo, el fondo mundial para la naturaleza (WWF) distingue su esfuerzo, por la conservación ambiental y cultural, en 2000.
Wirikuta, al Norte y Noroeste de San Luis Potosí, comprende los municipios Charcas, Real de Catorce, Matehuala, Villa de Guadalupe, Villa de la Paz y Villa de Ramos; más de 140 mil hectáreas de superficie. Hasta allí peregrinan comunidades de Jalisco, Nayarit y Durango, reconocidos por conservar su identidad espiritual y practicar una tradición cultural religiosa hace miles de años; son pueblos originarios para quienes, según su cosmología, ese lugar es donde se funda la esencia de la vida y el nacimiento del Sol.
 Peligra, ante las más de 70 concesiones mineras a nacionales y extranjeros que destruirán no solamente el territorio huichol sino animales y plantas, envenenando agua y suelo en detrimento del ecosistema y la humanidad. Uno se pregunta, para qué tantos acuerdos, decretos y leyes que a la postre no se respetarán. Por ejemplo, el plan de manejo de área natural protegida, de 2007, que aceptaría sólo minería artesanal en zonas de jale, prohibiendo toda actividad industrial contaminante y tóxica; o el pacto, de 2008, Hauxamanaká de Durango, en que el presidente de México y gobernadores de las entidades mencionadas, incluso el de Zacatecas, se comprometen a proteger y respetar las rutas históricas de peregrinación y sitios sagrados wixaritari. No obstante, el año siguiente, el gobierno federal otorga sin consulta previa ni información a los pueblos implicados, como marcan los convenios internacionales, las primeras 22 concesiones.
¿Qué tal si nos alertamos hilando juntos? Y alimentamos, por ahora, el placer con Serían buenos humanos los árboles, de Ricardo Jesús Mejías Hernández, ganador del II concurso mundial de ecopoesía 2012. “Serían buenos humanos los árboles /rezando entre el viento /con quietud vegetal. /Uniformados de esperanza /sin preguntar si lloverá /simplemente extendiendo los brazos. /Sacarían las aves de sus jaulas /y las invitarían a su seno /serían alimento y fruto /en esta casa olvidada. /Valientes /al sol vencerían fabricando las sombras /y con la sangre azul de la tierra /calmarían su sed. /Serían buenos humanos los árboles /con mágicas raíces /las harían fuertes y profundas /para embriagarse de vida. /Llegaría el fin de los nómadas destructores /y pertenecerían a la tierra /su diosa y única dueña”.


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