lunes, 3 de diciembre de 2012

Zozohua, por Graciela Salazar Reyna

Zozohua
Por Graciela Salazar Reyna

Este pasado 25 de noviembre, el mundo celebró el Día de la no violencia contra las mujeres. En ese marco, la Comisión interamericana de derechos humanos declaró que persiste la discriminación hacia las mujeres en todos los ámbitos y que dista, significativamente, la legislación de su aplicación. Llama la atención, asimismo, el informe del Instituto Nacional de Estadística de México y de la Comisión Económica para América Latina: Cinco de cada diez mujeres son víctimas de algún tipo de violencia. U otro, de la Encuesta nacional de la dinámica de relaciones en los hogares de INEGI: Cincuenta y cinco de cada cien mujeres sufren agresiones físicas o psicológicas de sus parejas.

Habrá que preguntarse por qué perdura, qué propicia y potencia la violencia. Desgraciadamente, no ocurre solo en nuestro país. Indonesia ha tenido que disponer, desde 2010, de ocho trenes especiales para mujeres, resguardándolas del acoso sexual que sucede en los vagones comunes, durante las horas de más congestionamiento. En Colombia, más cerca de nuestro espacio geográfico, crece la incidencia de mujeres quemadas con ácido, como en India, Pakistán y otros países orientales.

Debe ser un compromiso, de cada uno de nosotros, humanizar las relaciones entre hombres y mujeres. Reprobar cualquier manifestación que festeje machismo y misoginia; porque las conductas se reproducen, casi en automático, cuando están ausentes respeto y amor al prójimo. En este sentido, es digno de mencionar la presentación de Pilar Rodríguez Aranda en el Museo de la Mujer, con su “Asunto de Mujeres”, enmarcada en los 16 días de campaña en contra de la violencia hacia las mujeres y las niñas; conlleva –dice Pilar- la necesidad de contar nuestras historias, historias de abusos, de violencia, injusticia, pero también de placer, libertad y amor, sobre todo de amor propio. Aquí, donde seguimos hilando.

Abrimos las piernas y las cerramos /por miedo a que el destino nos traiciones /Abrimos las piernas del primer amor /las cerramos a la posibilidad /de vaciarnos dando vida. /Nuestro vientre misterio vacío /”en un principio todo era tinieblas” /Abrimos las piernas, el hueco solitario /y húmedo, pulsante, en perfecto acorde: /la sensual pared del universo a tiempo. /Le guiñamos un ojo a la pasión /callamos el latido del instinto /abrimos la mente demasiado /a la libertad del macho: /Cerramos las piernas. / ¿Cómo ser todo, tener todo /apoderarse de la vida, para luego /en un abrir y cerrar de piernas /darlo todo? (En un abrir y cerrar).

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