viernes, 16 de agosto de 2013

Teatro en la pantalla, por Israel González

Teatro en la pantalla

Israel González

Leer teatro resulta más placentero y provechoso que verlo en una pantalla de cine.

No importa que la obra en cuestión sea de un dramaturgo tan renombrado como William Shakespeare.

A más de cuatrocientos años, Mucho ruido y pocas nueces se hace presente pero no en un teatro, como debiera ser, sino en el cine.

La cinta Mucho ruido y pocas nueces (Joss Whedon, Estados Unidos, 2012), “se filmó durante doce días, en blanco y negro, entre amigos, con figuras veteranas y neófitas en la interpretación de los textos del gran dramaturgo inglés.”

Quizá por eso no logra ni ser una película ni ser una obra de teatro.

¡Imagínese usted a un grupo de hombres y mujeres en pleno siglo XXI recitando parlamentos larguísimos del siglo XVII inglés!

No existe en realidad una adaptación de los enredos shakespereanos a la época actual.

No hay, por lo que se ve, recreación del texto de Shakespeare sino transcripción, actuaciones teatrales grabadas para exhibirse en una pantalla.

De allí el aburrimiento que produce.

De allí el salir, esta vez, en blanco y negro del cine.


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