domingo, 6 de octubre de 2013

¿Por amor?, por Israel González


¿Por amor?
Israel González
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¿A qué nos compromete el amor? ¿Por qué de pronto nos sentimos perdidos entre sus aguas, atrapados en su vorágine?
 Quisiéramos huir, perder la razón en el alcohol al que nos aferramos -oh, paradoja- para salvarnos y para hundirnos.
Pero nada basta. Nada sirve. No hay bálsamo. No hay mañana. No hay día que con su sol nos abrace. No hay pasto prodigioso. No hay vaso de agua. No hay palabras.
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ÉL no miente. Él explica a su mujer que ama a otra y que vive con ella. La mujer responde que no importa, que ella esperará.
En aquel pueblo de Oaxaca el padre de Rigoberto vive con sus dos mujeres, en la misma casa.
¿A qué nos compromete el amor?
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Escribió Fernando Benítez:
La carne es el único dios de los hombres. Es el dios que más nos esclaviza y más nos humilla. Nos hace caer de rodillas, arrastrarnos implorantes, aullar en la noche, renunciar a nuestra dignidad, porque puestos a elegir entre el dominio solitario y el amor y sus debilidades vergonzosas, siempre nos quedamos con éste.
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Después del gran amor, cuánta distancia, cuánta indiferencia. Un día creyó imposible vivir sin él. Creyó morir. Lloró como en la canción de Maná: todo un río. Ningún sol lo calentaba. Ninguna palabra lo animaba. Pobrecito de él que se hundía. Pobrecito de él que le habían arrancado lo más preciado, lo que ya nunca volvería a poseer.

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