lunes, 27 de enero de 2014

El gran José Emilio, por Jaime Velasco Luján

El gran José Emilio, 
por Jaime Velasco Luján



La importancia de la vida y la obra de JEP (siglas que él adoptó para firmar sus publicaciones periódicas) es tal, que es imposible medir ahora sus consecuencias... Quienes tuvimos la gran fortuna de tratarlo jamás pensamos en la posibilidad de su muerte... A lo largo del año, en este correo, se hará un repaso de su vida y de su obra... Recuerdo cuando lo conocí: una amiga del Colegio de Bachilleres (¿1980?) me dijo: hoy es la última conferencia de JEP en el Colegio Nacional, después se comprometió a comer con varios de sus admiradores en la Hostería de Santo Domingo, ve, para que platiques con él... La sobremesa fue interminable, entre otras cosas dijo: "No permito que me entrevisten porque siempre alteran mis palabras y tengo que escribir para aclarar, a los diarios.", "No convivo con gente del "medio" (artístico, cultural) porque son seres vacíos, prefiero convivir con ustedes, aparte de que han leído mi obra, carecen de pretensiones y presunciones." JEP tomó cerveza para acompañar los 2 chiles en nogada que consumió, entonces tenía sobrepeso, salí del restaurante al anochecer, los demás se quedaron hasta muy tarde... Desde entonces asistí, cada año, a su ciclo de conferencias en el Colegio Nacional, hablaba de Borges, de los escritores de la Revolución, de los escritores contemporáneos mexicanos, al finalizar la última conferencia del ciclo, se quedaba a firmar libros y a platicar con nosotros; siempre estaba pendiente de lo que su servilleta escribía o publicaba: me felicitaba por un libro, me decía que le escribiera o le hablara por teléfono, en fin, tenía una gran calidad humana (y sobrehumana para trabajar), su último comentario fue: Me gustaron mucho tus haikús, te envié por correo uno, en respuesta... Los últimos años casi no salía... El más asombrado acerca de tantos premios internacionales, era él mismo, porque tenía la certeza (estaba al tanto de los libros que vendía la editorial ERA) de que poca gente lo leía... Afortunadamente, en México, algunos escritores seguirán su ejemplo...

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