miércoles, 29 de octubre de 2014

Las ensoñaciones de Elda, por Israel González

Las ensoñaciones de Elda
Israel González

Para acceder al asombro que produce la poesía basta acercarnos a la expresión espontánea de los niños o a la de ciertos viejos maltratados campesinos que, acaso por estar muy cercanos a la tierra y a la naturaleza, poseen una sabiduría con atisbos poéticos.
No por otra razón, Elda Pérez Guzmán dedica su Ensoñación de mariposas a sus gemelas Leda y Elda, quienes con su inocencia y peculiar manera de contemplar el mundo le inspiraron los presentes poemas.
La poesía, hecha de inusuales relaciones sintácticas, de opuestos que se complementan, de imágenes que nos ven, haya en estos treinta textos que conforman Ensoñación de mariposas su mejor expresión en la brevedad, en las imágenes que -por sugerir, por no decir todo lo que dicen- son un acicate para la imaginación.
El tema, tan lleno de luz y de alas como se supone la infancia, no podía ser otro que el de las mariposas.
¿Quién de nosotros, adultos, cuando niños, no se sintió como en las páginas coloridas de los cuentos cazador de cercanas e inalcanzables mariposas?
Cazadores sin red, caminantes descalzos jugamos muchas veces a atrapar mariposas así como en las noches caminamos codo a codo, paso a paso con la siempre callada hermana luna.
En los treinta poemas que componen este libro, Elda Pérez Guzmán pasa revista al ciclo vital de las mariposas, las contempla, las interpreta, las humaniza, habla con ellas, las mete a casa con el propósito de soltarlas algún día en su “habitación de mujer enamorada”: En esta primavera/ voy a guardar mariposas/ de todos los colores,/ cuando crezca/ y sea conveniente,/ las voy a soltar en mi habitación/ de mujer enamorada.
Elda Pérez Guzmán –dedicada mujer de ensueños- ha tenido muchos sueños en su vida. Uno de ellos era tener una familia. Y la tiene. Con sus dos muy amadas niñas gemelas que son ella pero que no son ella.
Otros sueños muy bien cumplidos de Elda son la academia y la poesía a las que dedica, como antaño a los estudios universitarios, esfuerzo y tiempo.
El poema número XIII del libro es una carcajada de Elda y de todos: Cuando ríes/ cientos de mariposas/ salen de tu boca.
Para que se disipe la actual fría niebla que nos envuelve, alumbremos nuestros días y nuestras noches con estas mariposas soñadoras de Elda.

 Soñemos, imaginemos..

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