domingo, 11 de octubre de 2015

DIOS ES MI LABERINTO (DGD), por Jaime Velasco Luján

DIOS ES MI LABERINTO (DGD), por Jaime Velasco Luján


Lo primero que recuerdo sobre Dios es la  oración. Mi madre me enseñó a orar de la siguiente manera: yo me arrodillaba, juntaba las manos y hablaba a mi  padre celestial con la cabeza inclinada hacia abajo. Me extrañó un poco. Dios está en los cielos. ¿Por qué bajar la vista? Dios está en todas partes, también abajo.

Mi amiga Nadia, corresponsable de esta columna, asistió a la presentación del libro de Córtazar, ahí platicamos un poquito, por cierto, siempre se me olvida agradecer su atención a los amigos que me escriben: Alfonso, Adriana Montoya, Donato, Nadia, Cristina, María, Jaime, etc, gracias. La presentación coincidió con los 30 años de la publicación del primer libro de DGD. 
Me escribió esta semana otro corresponsal, Román Ortega (Lic. en Letras Hispánicas por la UNAM). Román dice que leyó el primer libro de poesía de DGD, Descaro de la máscara, y que en el libro encontró poemas parecidos a los que escribe su servilleta, por ejemplo:

Nadie sale de la casa de la vida
Ni siquiera
los que entran en la casa de la muerte

Román agrega que soy un alumno adelantado de DGD y que escribimos muy parecido, le contesté que mientras Daniel enuncia el misterio, yo trato de descifrarlo y pido al lector que me ayude con su experiencia, debo agregar que para la mayoría de las personas no somos una lectura fácil, el mismo finado Hugo Gutiérrez Vega (Director de La jornada semanal) escribió como la mayoría de los poetas del siglo pasado, con rima y con los temas tradicionales: el yo, el amor, la mujer, las ciudades donde fue diplomático, etc... de tal suerte que nunca entendió el primer libro que publiqué y le entregué en propia mano, tal vez, lo tomó como algo sencillo, sin profundidad... en el libro citado, Daniel dice que busca recuperar la totalidad, como los autores clásicos (Cervantes, Homero, Dante, Shakespeare, Borges), Román termina diciendo que desea aprender a Mirar.
Aprender a Mirar es lo más difícil y, cuando uno aprende no puede Mirar todo el tiempo, sólo en ocasiones, voluntaria o involuntariamente, pongo un ejemplo reciente:

La flor amarilla
es un sol
en el universo.

Para su servilleta, Mirar es comprender que el hombre, la naturaleza y el espacio son un todo relacionados, mi tarea consiste en relacionar los elementos que conforman el todo. (Creo que ahora sí me fui muy recio).
Un maestro es un guía que te ayuda a encontrar tu propio camino (como lo intento hacer en el bachillerato), no es alguien a quien se debe imitar. Ya para terminar: el Maestro de DGD es Alejandro Jodorowsky... 
De pilón: volvía a ver Una mente brillante, film en la que se explica cómo se aprende a Mirar, por medio de los números, la verdadera realidad.

BUENA SEMANA

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