domingo, 28 de agosto de 2016

Narraciones de Marisol Gutiérrez, por Israel González

Narraciones de Marisol Gutiérrez
Israel González

Marisol Gutiérrez (Ciudad de México, 1954) es autora de Hombres vemos, vicios y locos no sabemos (2014) y Trazas, trozos, retozos y retrasos (2016), publicados por Eterno Femenino Ediciones.
El tema recurrente de los relatos (y crónicas como “Atenas 77”, “El fistol”, “Una función muy movida” y “Demasiados nombres”, de Trazas…) es la mujer. Pero la mujer de Marisol Gutiérrez es una mujer militante de izquierda que lee, que pinta, que piensa, que escribe, que fue a la universidad y cursó dos licenciaturas, una maestría y un doctorado. Y a la que no le va muy bien porque en el México corrupto que habita ella no se corrompe ni simula:
“Vivía en el único país del continente donde a menores estudios más alto el puesto, Norma tenía un doctorado, una maestría y tres carreras y muchos años en desempleo abierto. Tenía deudas de todos los montos y con todas las instituciones de crédito y con financieras agiotistas que extorsionan a los pobres ciudadanos del país más deshonesto del mundo.” (p. 32, “90-30-60”,Trazas…).
De la niñez a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud y de la juventud y a la edad adulta, el personaje femenino –que es uno; pero varios- narra con destreza historias de inequidad en la relación de pareja, de relaciones sexuales insatisfechas o plenas y, también -entre otras- situaciones de abuso:
“Ya camino a casa, dentro de la destartalada combi de la Normal a Azcapotzalco, Sol se dedicó a la especulación intelectual y emocional y confrontó el dramatismo semiológico de los cambios de significado en el lenguaje con ¡Ese puño sí se ve! en solidaridad y ¡Ese puño sí se ve! aplicado sobre una piel agredida y adolorida de mujer.” (p. 130, “Ese  puño sí se ve”, Hombres vemos…).
La narradora conoce y describe de modo inmejorable los espacios en los que se mueven sus personajes, reflexiona, juzga:
“Las mujeres en México no suelen pensar en el miembro masculino, salvo que se dediquen a la vida galante, porque la educación cristiana siempre tan conservadora que predomina en el país y que se inculca principalmente a las niñas lo impide.” (p. 105, “El perfume”, Hombres vemos…).
Vale la pena leer a Marisol Gutiérrez, aunque no está demás pedir que los editores cuiden más a sus autores, porque en estos muy buenos libros de cuentos abundan las erratas.


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