viernes, 5 de marzo de 2021

ALFONSO REYES, “CARTILLA MORAL”, por Israel González

 


ALFONSO REYES, “CARTILLA MORAL”

Israel González

En una edición pequeñita (Centzontle), para ojos muy jóvenes, el Fondo de Cultura Económica reeditó (4ª reimpresión, 2019) la “Cartilla moral” (1944), de Alfonso Reyes, junto a los ensayos “Mi idea de la historia” (1949) y “Lo mexicano y lo universal” (1932).

Las 12 lecciones y 2 resúmenes de la “Cartilla moral” fueron escritas para apuntalar la “campaña alfabética”, pero “no fueron aprovechadas”: “Bajo la expresión más simple que fue dable encontrar, se han tocado, sin embargo, los problemas de mayor tradición en la filosofía ética, dando siempre por supuesto que nos dirigimos a hombres normales y no a deficientes.(…)Se ha usado el criterio más liberal, que a la vez es laico y respetuoso para las creencias.”

La idea de las lecciones es educarnos para el bien a través de la moral, que exige una serie de respetos sin fecha de caducidad: el respeto a sí mismo, a la familia, a la sociedad, a la ley, a la patria, a la especie humana, a la naturaleza y a la verdad: “La moral humana es el código del bien. La moral nos obliga a una serie de respetos. Estos respetos están unos contenidos dentro de otros. Van desde el más próximo hasta el más lejano.”

Muestra de erudición y excelente prosa (“Mi idea de la historia”) y justo enojo (“Lo mexicano y lo universal”) contra Pérez Martínez que pone en duda su pertenencia al Ateneo, entre otros asuntos, la lectura de Alfonso Reyes en “Cartilla moral” es, además de placentera, ejemplo, aprendizaje: “Lo que sí conviene es poner un poco de respeto entre un creador y otro creador. Hay calle para todos. Nada más estéril que los comadreos entre capillas.(…)En suma: deje cada uno vivir al otro y, por su parte, procure hacer bien lo que tiene entre manos. Es el único precepto aceptable en la materia, y lo demás es artificialidad que asfixia, tósigo que corroe.”

jueves, 11 de febrero de 2021

La sátira de Salvador Novo

 

La sátira de Salvador Novo

Israel González

 


 

Sin eufemismos, divertidos, los versos satíricos (Sátira. El libro ca…, Diana, 1979, 2ª. reimpresión) de Salvador Novo, son una muestra de ingenio  aplicado a su persona y a sus contemporáneos con los que, muchas veces, no tuvo una relación cordial debido a su postura literaria, a su homosexualidad exhibida y al machismo revolucionario reinante del que, afortunadamente, sobrevivió, aunque no ileso emocionalmente.

De sí mismo, Salvador Novo, escribe: “Porque yo fui escritor, y éste es el caso/ que era tan flaco como perra galga;/ crecióme la papada como nalga,/ vasto de carne y de talento escaso”.// ”¡Qué le vamos a hacer! Ganar dinero/ y que la gente nunca se entrometa/ en ver si se lo cedes a tu cuero”. Del amado: “Pero en esta distancia que te aleja,/ dueño de mi pasión, paso mi rato,/ o por mejor decir, me hago pendeja,”// ”ora con suspirar, ora con pedo,/ premiando la ilusión de tu retrato/ y los nuevos oficios de mi dedo”.

A Ermilo Abreu recuerda que Sor Juana, con todo y su grandeza literaria, no podía escapar a su biología, a su fisiología: “Antes que el documento se nos pierda/ en las indoctas sombras del mañana,/ has de saber, Emilio, que sor Juana,/ cual todas las demás, cagaba mierda”.// ”Otro dato importante de la vida/ de esa monja que estudias con empeño,/ es que tenía su entrada y su salida”.// y que a fin de engendrar Primero Sueño,/ a falta de una verga a su medida/ entre las piernas deslizóse un leño”.

Delicioso, el libro se divide en seis apartados: Prólogo; La diegada (1926); Salutaciones; Este fácil soneto cotidiano; Y he de concluir, soneto, y contenerte, y Décimas de estilo nuevo, batidas a puro huevo.

De La diegada (1926): “Consumado cabrón, buey sin arado,/ habla de los burgueses, y alquilado/ del Gobierno y de gringos se amamanta”.// ”Para que no los llene de defectos/ le pondrán los muchachos arquitectos/ un asta aquí –donde le crece tanta”.

domingo, 13 de diciembre de 2020

La luna de diciembre, de Israel González

 LA LUNA DE DICIEMBRE

Israel González

1
La luna de diciembre: cristales rotos en las calles. Un hombre los recoge, entre
la niebla, al amanecer. Desde la cama sientes los pasos, el rumor de la escoba,
el tintineo cristalino.
2
Frío de cristal que corta, que amortaja, que cruje. Frío que nos separa de las
cosas y nos obliga a refugiarnos en nosotros mismos.
3
El ovillo que soy se desenrolla, se despereza poco a poco bajo la luna gris del
amanecer, en el vaho del día que amenaza tragarme con su larga lengua fría.
4
Detrás de las ventanas, no el sol, no la primavera, no la alegría de la savia
creciendo y enredando sus tallos en nuestros cuerpos sudorosos, no frutos
amarillos, no aves, no mar y playa y mariposas.
5
Azul, la taza humeante; gris, la mirada. Azul, la piel y sus contornos; arrugada
la taza; tiritando el café.

 

 


lunes, 9 de noviembre de 2020

LA PIEL DE OTOÑO, por Israel González

 

LA PIEL DE OTOÑO

Israel González

En otoño la piel envejece, imita la cáscara rugosa de los árboles más añejos, la piel del cocodrilo y la piel de las siempre montañas lejanas.

En octubre empieza la metamorfosis, se acentúa en noviembre y, en diciembre, amanecemos cocodrilos buscando guarecerse en el calor de los suéteres, gorros, guantes y bufandas.

Aun así, la piel no vuelve a su tersura habitual y amamos a mordidas y a coletazos, vivimos entre tragos ilimitados de alcohol y de café para poder olvidar o, cuando menos, aligerar el peso de las ásperas escamas.