miércoles, 27 de noviembre de 2013

Nuestra casa, por Israel González

Nuestra casa
Israel González

Me encanta la gravedad. Gracias a ella los seres humanos no flotamos, no volamos, permanecemos pegaditos, fieles a esta tierra que nos vio nacer y que un día nos verá morir para quedarnos para siempre en ella.
¿Y qué decir de esa capa de gases que nos envuelve protectora?
¿Qué decir del suave manto de la atmósfera que transforma los violentos rayos del enemigo/amigo sol en apacible luz, en vida que esparce su semilla a lo largo y ancho del mundo?
Aquí la vida (redonda y azul) se llama agua, árboles, montañas, aire, colinas, sueños, caminos.
Más allá de nuestra breve e inmensa casa sola está el espacio aterrador, la oscuridad sin fin, el infinito huyendo hacia todas partes.
¿Dónde apoyar el pie? ¿Con qué aire respirar? ¿Hacia dónde ir y venir?
Más allá somos menos que nada.
Nuestra soledad cósmica (sin la bulla de vecinos cercanos, sin puertas ni ventanas) es, en verdad, aterradora...

Gracias a “Gravedad” (Alfonso Cuarón, Estados Unidos, 2013), con la excelente actuación de Sandra Bullock y George Clooney, somos conscientes otra vez de lo afortunado de vivir en tierra firme.

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